sábado, 9 de mayo de 2009

Los 2 Sencillos Requisitos Para El Éxito

Pues antes de decir cualquier otra cosa, tengo que decir que una dichosa fórmula del éxito NO EXISTE, y que todo aquel que ofrezca la “pócima secreta” para alcanzar los sueños lo único que hace es tomar el pelo a cambio de unos cuantos dólares.

Sin embargo, lo que si existe son técnicas o herramientas que simplemente aumentan nuestras posibilidades de alcanzar nuestras metas. Que quede claro, solo aumentan nuestras posibilidades, nunca nos podrán asegurar nada.

Las susodichas técnicas son muchas y variadas, incluso enfocadas a diferentes situaciones, pero solo serán todas útiles si previamente nosotros contamos con algunos elementos fundamentales para mejorar nuestra oportunidad de lograr lo que nos proponemos.

Si alguien insiste, puedo entonces decir que más que un secreto o una fórmula, existen esos dos requisitos previos a cualquier otro en nuestro carácter o personalidad para llegar a tener éxito. Permítanme contar la siguiente anécdota.

Un día un psiquiatra estaba tratando a un paciente. En una de las vueltas de la charla, su paciente le comento que su pasatiempo y pasión era volar en ala delta. El psiquiatra le comentó que a él mismo le gustaba también ese deporte y que le gustaría practicarlo. Su paciente le contesto que no le creía nada de lo que decía, que si realmente le gustara, ya habría hecho los arreglos necesarios en su vida para practicarlo. Desde luego el psiquiatra se sintió fuertemente cuestionado con respecto a si realmente le gustaba dicha actividad. El paciente le dio una lección a su doctor.

Se dice con razón que, una vez que uno sabe lo que quiere, lo que le gusta, lo que nos entusiasma y apasiona, difícilmente algo nos detendrá. Esto seria nuestro primer requisito... “La Determinación”.

Siguiendo con el análisis, un día, un pequeño empresario iba a abrir su nueva tienda. A instancias de su esposa, para el día de la inauguración del negocio, invitó a sus parientes y amigos a una pequeña recepción en la que como evento principal, se tendría la bendición del local por parte de un sacerdote católico.

Al momento de terminar la oración el celebrante, el dueño del recién inaugurado establecimiento se le acercó y le preguntó si realmente Dios podía influir a que le fuera bien en la empresa en que se estaba embarcando. Sin inmutarse, el sacerdote le contestó que si abría la tienda a diario, si le ayudaría.

Esto nos recuerda un refrán popular: “Dios da la comida, pero no la lleva al nido”.

En condiciones normales, es difícil quedarnos sin comer, de acuerdo, pero lo que si es que, de que hay que hacer un esfuerzo para ello, hay que hacerlo.

Esto es doblemente cierto si además, se desarrolla el elemento más importante para los logros; La Perseverancia.

Tal parece que sabiamente Dios nos ha dado un elemento que nos da la oportunidad a todos... La democratización de los elementos necesarios para el éxito.

El mismo prototipo del genio moderno Albert Einstein, reconocía que para lograr la genialidad se requiere tan solo de 1% de inspiración y del restante 99% de transpiración.

“Nada en el mundo reemplaza a la persistencia. El talento no; pues nada es más común que fracasados con gran talento. El genio no; ya que la falta de reconocimiento a la genialidad es casi proverbial. La educación no; puesto que el mundo está lleno de personas sobre calificadas. La persistencia y la determinación parecen siempre prevalecer”. (Calvin Coolidge, ex-presidente de los Estados Unidos 1872-1933).

Realmente, después de mucho buscarle y analizar la situación, no puede sino concluirse que La Perseverancia, unida con el Saber Exactamente para que Venimos al Mundo (Determinación), son las únicas dos cosas que nos puede hacer irrefrenables.

Luego entonces, más nos vale trabajar en estos dos factores. Debemos hacer acto de introspección, de auto-evaluación. Detectar que nos interesa, que nos mueve, que nos apasiona verdaderamente, al mismo tiempo que ir ejercitando y desarrollando una voluntad inquebrantable.

No alcanzo a encontrar otras razones que no sean la Pasión y la Perseverancia, para que Edison realizará cerca de 10 mil pruebas antes de encontrar el material idóneo para el filamento de la bombilla eléctrica, para que el señor Maxy Filer presentará 47 exámenes antes de poder ser aceptado en California como abogado a los 60 años, o para que James Dyson realizará 5127 prototipos de su primera aspiradora hasta que funcionara adecuadamente después de cinco años de iniciadas las pruebas, o que a James Watt le llevó cerca de 40 años, cientos de miles de libras y varias sociedades rotas, para perfeccionar su famosa máquina de vapor.

“La perseverancia es una insistencia estable y permanente en lo que uno ha “emprendido” con razón, después de haberlo considerado maduramente”. (Santo Tomás de Aquino).

Como ya expuse, es cierto que el mundo esta lleno de personas sobrecalificadas, y que por si solas, la educación o la fuerza de voluntad no llevan al éxito, pero también sé, que yo he tenido determinación y persistencia hasta la fecha, pero esas dos cualidades, por si solas tampoco me han evitado fracasar, así que soy firme creyente que el otro elemento es “El Conocimiento”, empírico o formal, pero es necesario que aprendamos lo necesario y mínimo antes de emprender cualquier proyecto; ya que riesgos siempre van haber, pero hay que tener los conocimientos para controlar esos riesgos.

Un río, desde sus orígenes en lejanas montañas, después de pasar a través de toda clase y trazado de campiñas, al fin alcanzó las arenas del desierto. Del mismo modo que había sorteado otros obstáculos, el río trató de atravesar este último, pero se dio cuenta de que sus aguas desaparecían en las arenas tan pronto llegaba a éstas.

No obstante, estaba convencido de que su destino era cruzar el desierto y sin embargo, no encontraba la manera de hacerlo. Entonces una recóndita voz, que procedía del mismo desierto le susurró:

- El Viento cruza el desierto y así puede hacerlo el río
El río objetó que se estaba estrellando contra las arenas y solamente conseguía ser absorbido, que el viento podía volar y ésa era la razón por la cual podía cruzar el desierto.
- Arrojándote con violencia como lo vienes haciendo no lograrás cruzarlo. Desaparecerás o te convertirás en un pantano. Debes permitir que el viento te lleve hacia tu destino.
-¿Pero cómo podría suceder esto?
- “Consintiendo” en ser absorbido por el viento.
Esta idea no era aceptable para el río. Después de todo, él nunca había sido absorbido antes. No quería perder su individualidad. ¿Y, una vez perdida ésta, cómo puede uno saber si podrá recuperarla alguna vez?
- El viento, dijeron las arenas, cumple esa función. Eleva el agua, la transporta sobre el desierto y luego la deja caer. Cayendo como lluvia, el agua nuevamente se vuelve río.
-¿Cómo puedo saber que lo que me cuentas es verdad?
- Así es, y si tú no lo crees, no te volverás más que un pantano y aún eso tomaría muchos, pero muchos años; y un pantano, ciertamente, no es la misma cosa que un río.
-¿Pero no puedo seguir siendo el mismo río que ahora soy?
- Tú no puedes en ningún caso permanecer así, continuó la voz. Tu parte esencial es transportada y forma un río nuevamente. Eres llamado así, porque no sabes qué parte tuya es la esencial.
Cuando oyó esto, ciertos ecos comenzaron a resonar en los pensamientos del río. Vagamente, recordó un estado en el cual él, o una parte de él ¿cuál sería?, había sido transportado en los brazos del viento. También recordó –¿o le pareció?– que eso era lo que realmente debía hacer, aún cuando no fuera lo más obvio. Y el río elevó sus vapores en los acogedores brazos del viento, que gentil y fácilmente lo llevó hacia arriba y a lo lejos, dejándolo caer suavemente tan pronto hubieron alcanzado la cima de una montaña, muchas pero muchas millas más lejos. Y porque había tenido sus dudas, el río pudo recordar y registrar más firmemente en su mente, los detalles de la experiencia.
- Sí, ahora conozco mi verdadera identidad.
El río estaba aprendiendo pero las arenas susurraron:
- Nosotras conocemos, porque vemos suceder esto día tras día, y porque nosotras las arenas, nos extendemos por todo el camino que va desde las orillas del río hasta la montaña. (Awad Afifi).

Como las arenas, que han conocido a lo largo de muchas historias la posibilidad de la transformación através del “Conocimiento”, por eso me atrevo a afirmar que efectivamente los requisitos para el Éxito son “La Determinación” que es el valor y la firmeza necesarias para llevar a cabo la acción. “La Perseverancia”, ya que... Si una persona es perseverante, aunque sea dura de entendimiento, se hará inteligente; y aunque sea débil se transformará en fuerte” (Leonardo da Vinci). Y por ultimo “El Conocimiento” através de aprender, ya que aprender supone la idea de «recibir o asimilar conocimientos», pero para nosotros denota también la apertura fundamental ante la realidad; la búsqueda siempre inacabada de la verdad; la capacidad de sacar la enseñanza de un hecho o de una persona; el deber y el derecho de encontrar nuevos y mejores modos de pensar, hablar y obrar; la necesidad y conveniencia de integrar lo ya conocido con lo que se va conociendo. Dejar de aprender es suspender la vida, es clausurar el mundo, es declararse ausente, es como morir de mala muerte. Al contrario, quien sabe aprender, ¡cuánto tiene ya para bien vivir!

Se me ocurre que esos tres elementos puedan ser ingredientes esenciales para esa “pócima mágica” que nos haga invencibles….

Yo propongo de preferencia la “Educación Formal”.

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